Todos hemos escuchado la historia de Jesús caminando sobre el agua, pero ¿es físicamente posible que una persona corra sobre el agua? Esta pregunta, que parece sacada de un cuento de ciencia ficción, fue el tema de estudio de un grupo de científicos japoneses que se llevaron el premio Ig Nobel en 2013.

El premio Ig Nobel, una parodia de los premios Nobel, se otorga cada año a investigaciones científicas que hacen reír a la gente primero, y luego pensar. En el caso de los científicos japoneses, su investigación se centraba en la posibilidad de que una persona pudiese correr sobre el agua, como se narra en algunas leyendas.

Los investigadores estudiaron cómo se distribuye el peso de una persona al correr sobre una superficie líquida, como el agua. Descubrieron que, si se corría lo suficientemente rápido, era posible mantenerse sobre el agua durante un breve periodo de tiempo. Sin embargo, la velocidad necesaria para lograr este efecto era tan alta que se consideró poco probable que una persona pudiera alcanzarla.

A pesar de que la idea de correr sobre el agua pueda parecer más propia de un superhéroe que de un ser humano común, los científicos japoneses demostraron que, desde un punto de vista físico, era potencialmente posible. Aunque no es realista para una persona promedio, la investigación arrojó luz sobre cómo se comporta el cuerpo humano en diferentes condiciones y cómo interactúa con su entorno.

En definitiva, la investigación premiada con el Ig Nobel en 2013 demostró que, aunque la idea de correr sobre el agua pueda sonar fantástica, desde un punto de vista científico no es del todo imposible. Aunque no esperemos ver a atletas corriendo sobre lagos en un futuro próximo, esta investigación nos invita a reflexionar sobre los límites de la física y la capacidad del ser humano para desafiarlos.