Los continentes son grandes extensiones de tierra que se encuentran distribuidas en todo el planeta Tierra. Pero, ¿cómo se formaron estos grandes bloques de tierra que hoy conocemos?
La teoría más aceptada sobre la formación de los continentes es la de la tectónica de placas. Según esta teoría, la litosfera terrestre está dividida en varias placas tectónicas que se mueven de forma lenta sobre el manto terrestre. Estas placas pueden chocar entre sí, separarse o deslizarse una sobre otra, lo que ha provocado la formación y separación de los continentes a lo largo de millones de años.
Hace aproximadamente 200 millones de años, todos los continentes estaban unidos en un supercontinente conocido como Pangea. Con el paso del tiempo, Pangea se fue dividiendo en fragmentos que se movieron hacia sus posiciones actuales. La mayor parte de esta división ocurrió hace unos 150 millones de años, cuando se formaron dos grandes masas continentales: Laurasia, que más tarde dio origen a América del Norte, Europa y Asia, y Gondwana, que se convirtió en América del Sur, África, India, Australia y la Antártida.
Los continentes siguen moviéndose a día de hoy, a una velocidad de entre 2 y 5 centímetros por año. Este movimiento continúa moldeando la forma de los continentes y provocando terremotos, erupciones volcánicas y el surgimiento de cadenas montañosas.
En resumen, los continentes se formaron a partir de la separación y colisión de las placas tectónicas a lo largo de millones de años. Este proceso continúa en la actualidad, dando forma a nuestro planeta y generando cambios constantes en la geografía mundial.